Hay poder en tu boca
Cuidado con lo que Dices |
Lamentablemente hoy son incontables las personas que continuamente caen en el
error de confesar palabras de maldición y no se dan cuenta que con ese tipo de
declaraciones están acarreando desgracias para sus vidas. Ahora, alguien podría
decir que en su vocabulario no hay ese
tipo de palabras, no obstante, creo que eso es producto del mal concepto que se
tiene de la palabra maldición. Si
estudiamos este término maldición veremos
que maldecir viene del griego kakologeo que
significa hablar mal. (kako, mal; lego, hablar). Así que, maldecir es
simplemente confesar o hablar mal. Ahora, lo contrario de esta palabra maldición
es bendición. ¿Pero que significa esta palabra? Bendición viene del griego eulogia que significa hablar bien. De
esta palabra griega es donde se deriva el término elogio, es decir, usted elogia a alguien cuando habla bien de ella.
Para notar como hay
vidas que suelen hablar mal veamos “inocentes” maldiciones que muchos hablan
sin percatarse de ello. Cuando alguien, por ejemplos, por cualquier motivo no
recuerda un asunto y dice “Es que esa
mente mía no me sirve para nada”, allí esta persona ha incurrido en palabras de
maldición. Otro ejemplo podría ser cuando cualquiera confiesa: “Yo nunca salgo de problemas, pues salgo de
uno y entro en otro”. Allí también
se ha caído en un mal hablar. Un último ejemplo podría ser una madre o un padre
diciéndole a su hijo “Muchacho bruto, eres
un bueno para nada”. ¿Le es familiar ese tipo de confesiones? Puede que
piense que si y que en varias oportunidades le dijeron ese tipo de
MALDICIÓN. Ahora, esto es solo tres
pequeños ejemplos, pero la lista de palabras de maldición podría no terminar. Es
por ello que a nuestro alrededor nos conseguimos infinidad de personas que sus
estilos de vidas son a medias. No han podido remontarse a las alturas de la excelencia por el tipo de maldiciones
(hablar mal) que salen de su boca.
TUS PALABRAS NO SE LA LLEVA EL VIENTO |
He pensado con mucho detenimiento esto del
hablar de las personas y he llegado a la conclusión de que son muchas las que
le dan poca o nada de importancia a este tema de las confesiones. Veo que hay una fuerte y profunda ignorancia de los efectos que tienen nuestras palabras
habladas. Hay una falsa creencia de que las palabras se las lleva el viento.
Sin embargo, si vamos a lo que Dios nos
dice en su palabra, notaremos que las cosas no son así. Las palabras que
pronunciamos cada día van a determinar nuestro estilo de vida en el presente y
en el porvenir.
Si lo ha notado, hay a nuestro alrededor seres
que solo hablan palabras cargadas de enfermedades, quejas e incredulidad. Son
este tipo de personas que no salen de problemas y pareciera que nunca les sucediera algo bueno
que resaltar. Debido a esto sus cuerpos
tienden a ser débiles y con una fuerte
tendencia a las enfermedades debido a las palabras que pronuncian
continuamente. Sus cuerpos reaccionan de acuerdo a lo que sus labios confiesan.
Dijo Santiago, inspirado por el Espíritu Santo, estas palabras:
“... la lengua está entre nuestros miembros y
contamina todo el cuerpo”
Santiago 3:6
LAS PALABRAS PUEDEN ENFERMAR |
¿Notó las palabras todo el cuerpo?
El cuerpo es afectado, para bien o para mal, por las palabras que hablamos. Si
usted confiesa que su cuerpo no sirve
para nada, vaya preparando los servicios de la funeraria porque con unas
palabras de ese tipo no le queda mucha vida. Los médicos han comprobado que
nuestras palabras afectan directamente nuestro cuerpo y nuestro estado de ánimo.
Han explicado que nuestro sistema inmunológico, que son nuestras defensas
naturales, es fortalecido o debilitado por las confesiones que hacemos. Por
ejemplo, si alguien dice: “es que mi
cuerpo está muy viejo, no me sirve para nada y siempre está enfermo”, allí se cumple lo que dice santiago que
nuestra lengua contamina todo el cuerpo y nuestras defensas son debilitadas por
dicha confesión. Ahora sus defensas naturales se fortalecerá cuando usted
confiesa algo como “cada día mi cuerpo
recibe fuerza de Dios y tengo las fuerzas del búfalo”. Si cada mañana usted
se anima y se decide a confesar palabras de este tipo no me extrañaría de que
su cuerpo viva con una salud inquebrantable. Voy a repetirle lo que dijo el
sabio Salomón:
“La muerte y la vida están en poder de la lengua”.
Proverbios 18:21
Aquí en este verso bíblico dice la muerte y la
vida, sin embargo, me atrevería a decir también: la enfermedad y la salud, la
pobreza y la prosperidad están en poder de la lengua.
Si usted desea tener una vida exitosa y
sobresaliente debe obligatoriamente erradicar toda confesión de derrota, de
muerte, de enfermedad y de pobreza de sus labios. Debe acostumbrarse a un
lenguaje Bíblico, un lenguaje que esté de acuerdo con las declaraciones de
Dios. Le aconsejo que cuando esté tentado a pronunciar palabras negativas
cierre su boca y no diga nada o mejor confiese ¡Aleluya estoy en victoria!
Estoy
convencido que la causa por la cual muchas persona, aún Cristianas, viven
enfermos, arruinados y en mediocridad, es producto de las palabras que han
hablado y las que están diciendo hoy.
Viven atados a situaciones difíciles sin saber que son ellos mismos los
que han provocado tales situaciones.
La
Biblia dice: “El que quiere… ver días buenos, refrene su lengua del mal” (1 Pedro 3:10). Te pregunto ¿Quieres ver buenos días
en tu vida? La repuesta está en tu boca.